Acceso a la educación digital sin exclusión


José, de ocho años, de carita angelical y con síndrome de Down, toma sopa justo antes de iniciar su clase por zoom. Inquieto, se quita los lentes y aprieta miles de botones del teclado de la computadora. "Hola José", le dice su maestra. Le pregunta si recuerda qué vieron la clase pasada. No se escucha nada, José no dice nada, ¿será porque su condición no le permite hablar? ¿O tal vez no recuerda qué fue lo que vieron? 

Debido a la pandemia, de manera espontánea, surgió un plan para que niñas y niños no perdieran el ciclo escolar 2019-2020, pero dicho plan resultó no ser tan efectivo. El estar frente a una televisión por cuatro horas antipedagogo, se pierde la continuidad en la materia, según el académico de la UNAM, Aldo Muñoz. Además, la aceleración de los programas no permite la asimilación de la información.

 

Muchos profesores tomaron la decisión de dejar de lado las clases en televisión y se aventuraron al uso de las tecnologías para mejorar el aprendizaje de los alumnos. Este esfuerzo resultaba necesario, ¿pero qué sucede con las niñas y niños con capacidades distintas? ¿Qué se está hace para que niñas y niños ciegos, autistas, sordomudos, con síndrome de down y demás, tengan una educación íntegra, de calidad y que respeten sus tiempos y forma de aprendizaje? 

 

En la Ciudad de México existen mil 429 Centros de Atención Múltiple (CAM) que atienden a niños y niñas con todo tipo de discapacidad, según lo estipula Ley General de Educación en su Artículo 41. En específico se menciona al CAM 51, ubicado en Av. Benito Juárez, colonia Mixcoac, Iztapalapa. Este plantel se divide en dos turnos, en el matutino asisten alumnos de secundaria y por la tarde se presentan niños desde preescolar hasta sexto de primaria. Como máximo, en el turno de la tarde asisten 60 niños. 

 

Maestras del plantel han estructurado una forma de trabajo por videollamadas cortas que no agoten a los alumnos, en las que es de suma importancia la intervención de los padres de familia. Además de las clases con su profesora titular, tienen taller de artes, educación física, taller de matemáticas, taller de lectura y taller de lengua de señas mexicanas. Sin embargo, se ha dificultado la enseñanza del sistema braille y terapia psicomotriz, que están ligadas a materiales y espacios específicos que no se encuentran al alcance de las familias.

 

Aunque en las redes sociodigitales se ha exigido, a modo de burla quizá, que a los padres se les pague por atender a sus hijos en las clases en línea, esto pudiera parecer un tanto controversial. Si bien, es cierto que no todos tienen el tiempo de apoyar a sus hijos en las clases virtuales, ya sea por trabajo o por algún otro compromiso, no se debe abandonar la necesidad de que haya alguien que los acompañe. Esta presencia resulta casi obligatoria para las clases de los alumnos de los CAM.

 

Estos niños y niñas tienen que aprender a valerse por sí mismos, tienen que adquirir diversas herramientas para sobrevivir en el mundo. Es por esto que resulta necesario que la educación que reciben sea la adecuada, pero no se puede dejar todo en manos de las educadoras. Bajo esta pandemia y bajo las condiciones de cada alumno, se exige un esfuerzo mayor de los padres.

 

¿Quién podría calmar el llanto de Santiago  o la inquietud de José? Alumnos de tercer grado en el CAM 51 que padecen síndrome de Down. ¿Quién sería los ojos de Naomi? Alumna invidente de 7 años que apenas empezaba a caminar. ¿Quién sería la voz de Leonardo? Un niño sordomudo que apenas comienza a hablar lengua de señas. 

 

El que no se haya considerado desde un principio la creación de contenidos aptos para niñas y niños sordos, ciegos, autistas, con retraso mental y psicomotor, síndrome de Down y demás síndromes, evidencia la falta de atención que se le da a este tipo de enseñanza. Las nuevas tecnologías y el acceso a internet deben ser adaptados y encontrar métodos que refuercen el aprendizaje de todas y todos los niños con discapacidades. 

 

Quizá José no pudo contestar porque se le dificulta hablar, pero puede escuchar y ver, por esto es necesario que se encuentre en un lugar tranquilo y sin distracciones. Naomi no ve, pero escucha, entonces requeriría de un buen audio. Los infantes con cualquier discapacidad son hábiles en cuanto al uso de las tecnologías, es necesario que se les dé el acceso y una supervisión. 

Comentarios