‘Esto no acaba aquí’: Las diosas subterráneas retrata el rapto de mujeres


Siguiendo el mito griego de Perséfone, la compañía Organización Secreta Teatro, el pasado 29 de octubre, presentó por primera vez Las diosas subterráneas que retrata dos planos. Por un lado está la intensa búsqueda de Deméter por encontrar a su hija que fue raptada por Hades. A partir de la creación audiovisual, paralelamente al mito, se escenifica el caso de Luz, una joven que fue víctima de la trata de personas y a quien su madre nunca dejo de buscar.

La expresión: “Esto no acaba aquí”, es la forma en la que Alejandro Juárez, quien dio vida a Hécate en la obra, habla de la realidad que se vive en México y en el mundo: millones de personas desaparecidas y millones más a causa de la trata de personas. Esta frase también alude a la esperanza de que la puesta teatral sea llevada a los escenarios en cuanto la pandemia lo permita. 


En la obra se observa a Deméter gritando el nombre de su hija en un campo verde, de hierbas largas, que le dificulta el caminar, el seguir buscando. También se contempla a Brisei Guerrero dando vida a Marina, madre de Luz. Gracias al uso de cámaras y de la gran participación de Brisei y de Mercedes Olea no solo se logra llevar al espectador las miradas desgarradoras de estas dos madres sino que también  se puede sentir el dolor. 

 

En la plática del Aula al Espectador, Brisei Guerrero da a conocer un poco del proceso creativo y emocional que tuvo que pasar el personaje de Marina: "Es que cuando yo me meto me meto [...] y tráiganme una grúa pa' sacarme". Afirma que es importante que el teatro se proyecte como agente de denuncia, que materialice las injusticias, pero que como profesional se sepa "superar la actuación". 

 

Perséfone y Luz: unas de muchas

Se apagan las luces y entre iluminación muy tenue se observan dos mujeres dentro de contenedores, refrigeradores quizá, lloran. Ropa desgarrada, ensangrentada; rostros golpeados y llenos de dolor. Todo esto se aprecia en una de las escenas. Aquí se hace evidente la primacía que tiene el cuerpo por encima del texto ya que es de las pocas tomas en las que actores y actrices hablan. Se aprecia el sonido de los cuerpos, los gritos y gemidos desgarradores, pero no hay palabras, están desaparecidas.

 

Según datos —no absolutos— del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, en México hay 18 mil 258 mujeres y niñas desaparecidas y no localizadas. Muchas de ellas son sometidas a ir al infierno, al igual que la misma Perséfone, solo que este infierno es más terrorífico y real, lleno de abusos, de violaciones y denigración.


Parte de la obra refleja la participación de los hombres en la búsqueda de las desaparecidas.  “‘Los hombres no lloran’, me decían, ‘aguantese’. Yo si quería llorar y lloré, lloré mucho”, dice un fragmento del monólogo de Mateo, personaje que fue interpretado por Ernesto Lecuona. “Yo quiero buscar, pero también tengo que trabajar. Cómo continuar una búsqueda si no hay ni pa’ comer “ ''Deja que ella la busque. Eso es pa’ las viejas”. 

 

Por un lado, las diosas subterráneas, hace evidente el dolor, la impotencia y frustración que sufre el hombre por la desaparición de alguien cercano, pero también se perciben comentarios misóginos que estereotipan al hombre ideal. Lo que es cierto, es que el el dolor que inunda a las familias de personas desaparecidas, no discrimina, pero el mayor reconocimiento por la labor de búsqueda se lo llevan las mujeres, que se organizan, se agrupan y salen a excavar, entre tierra y lodo,  nunca pierden la esperanza. 

 

Para finalizar se escucha a una sola voz: ¡Vivas las queremos! seguida por una secuencia de fotografías del 08 de marzo de 2020. Las diosas subterráneas, puesta en escena de la compañía Organización Secreta Teatro, es llevada a nuestras pantallas a través de Teatro UNAM en el ciclo de obras teatrales durante la pandemia. Se puede acceder a ella en: https://teatrounam.com.mx/teatro/las-diosas-subterraneas/ 


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